En memoria de Inés Aparicio Olivenza y de Pepe Rojo Iglesias
Sin esperarlo
Cuando la vida te golpea tan fuerte
y tu mundo se rompe sin poderlo arreglar,
la aguja del reloj se para de repente
y tu mente no sabe cómo reaccionar;
Te machacas por no haberle dicho más veces que le quieres
por no haber notado que algo iba mal,
por no haber pasado el suficiente tiempo a su lado
y darte cuenta que ya nunca lo estarás;
Recuerdas los días previos a su partida
buscando una pista que te pueda ayudar,
a entender por qué su llama se ha apagado
cuando mejor parecía estar;
Y rezas para que solo sea un maldito sueño
una pesadilla de la que poder despertar,
creer que le llamarás y su voz estará al otro lado
que un día se abrirá la puerta y volverá a entrar;
Pero sabes que te estas engañando
de repente te golpea la realidad,
mil lágrimas resbalan despacio
sabiendo que nunca volverá;
Tu consuelo son tus recuerdos
esos que nadie te puede quitar,
sus fotos, sus vídeos, sus palabras
momentos que nunca olvidarás;
Piensas en toda la gente que le quiere
todos los que hoy llorando te intentan consolar,
la de corazones en las que vivirá su recuerdo
y eso nada ni nadie os lo podrá arrebatar.
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