miércoles, 23 de enero de 2013

A mi princesa pequeña


Vuelve a ocurrir



Se levantó aun dormida y desorientada
su cara sorprendida, duró un segundo al verme a mi,
sin decirme nada se sentó en la sala
y susurrando a su hermano, preguntó qué hacíamos allí;

Él se encogió de hombros y dijo que no sabía
aguantando sus propias lágrimas sin saber qué decir,
luchaba contra su propia pena
y aun así la hizo sonreír;

Con una sonrisa me preguntó curiosa:
¿Tía,qué hacéis aquí?
Supe que tenía que decírselo
y que mis palabras le iban a hundir;

Cómo decirle a una niña que su mundo se desmorona
que después de más de tres años vuelve a ocurrir,
que el mismo mal se lleva a su otro abuelo
que su alma anoche se fue de aquí;

Nada mas pronunciar las malditas palabras se derrumba
se cierra en banda y no quiere salir,
me rompe el alma como llora desconsoladamente
la pena y la rabia que aunque quiera, no se cómo impedir;

La abrazo y le digo que llore
que no es bueno aguantarse y fingir,
que siempre hay que desahogarse 
si algo te hace sufrir;

Al rato logré que se calmara
con tonterías hasta empezó a reír,
del llanto pasó a no creerse que ya no lo vería
que era muy injusto ese fin;

De repente pareció que se serenaba
aunque estuvo todo el día sin dejar de repetir,
que era injusto lo que había pasado
que por qué había tenido que morir;

Se derrumbó cuando se abrazó a sus padres
todo alrededor dejó de existir,
porque toda tu fortaleza se desmorona
cuando una nieta se quiere despedir.